Richard Morla, emprendedor, formador, exfranquiciado y viajante.

Richard Morla, has trabajado en empresas, lanzado tus propios proyectos, das clases… ¿Nos haces una autopresentación? ¿Quién eres y qué has hecho en tu carrera?

Nunca he sido lo que se esperaba de mí, ya desde bien pequeño. Mientras no tuve otra opción, seguí los caminos por los que se suponía que debía ir, pero poco a poco, a través del emprendimiento, fui encontrando la manera de hacer lo que quería.

Ahora que ya tengo 45 años, siento que emprender me ha servido para vivir una vida diferente. Una alternativa a la tradicional que siempre me habían vendido como la única válida, y en la que yo no sentía encajar. Estudié la carrera de publicidad, trabajé diez años en marketing, y después he montado cuatro empresas muy distintas: una editorial de revistas para adolescentes, una tienda de ropa, una startup tecnológica y una consultora de desarrollo de software. La he liado muchas veces y he acertado unas pocas. Eso me ha llevado a donde estoy, un lugar donde nunca me imaginé.

Actualmente trabajo en Rudo, la empresa de desarrollo de aplicaciones que fundé hace unos seis años, que vendí a una gran consultora hace tres, y que continúo dirigiendo. Somos ya 70 empleados y nos hemos convertido en una de las compañías más potentes de España, estando detrás de apps tan importantes como la de Zara o el Banco Santander. También doy clase en varias universidades y he escrito un libro en el que cuento mi filosofía sobre el emprendimiento. Que, aunque se suele asociar únicamente a crear empresas, para mí es mucho más. Es una actitud de descontento constructivo, de necesitar hacer cosas, de buscarse la vida para conseguir lo que se quiere. Y eso se puede aplicar fundando una startup, trabajando en una gran compañía, o sobre uno mismo.

Por eso intento aplicar el emprendimiento en todo lo que hago sin dejar de disfrutar de mi pasión: los viajes. Trabajo desde Valencia, pero al menos tres meses al año soy un nómada digital dirigiendo mi empresa desde lugares maravillosos como Tailandia, Japón, México o Indonesia.

¿Cómo fue tu entrada en EDEM como profesor, perseguías ser profesor o te encontró?

Siempre me ha llamado la atención la docencia. Dicen que enseñar es la mejor forma de aprender. Cuando tienes que enseñar algo que sabes, debes conceptualizadlo bien, esquematizarlo, entenderlo, buscar ejemplos. Y eso hace que los conceptos se fijen mucho más. Mi primera experiencia dando clase en la universidad fue a mis 25 años, hace ya 20. Al acabar la carrera empecé a estudiar el doctorado mientras trabajaba, y ese contacto diario con la universidad me hizo interesarme por las clases. Salió una plaza de profesor asociado en la Universidad Carlos III de Madrid y decidí apuntarme. Para mi sorpresa, fui seleccionado. Yo siempre he parecido más joven de mi edad y además me gusta vestir informal, así que imaginad lo que era llegar a clase de cuarto de administración y dirección de empresas con mis pantalones caídos y subirme a esa tarima. Todos con caras de… “¿este es el profesor?” Durante un año impartí unas cuatro horas de clase por semana. Me gustó mucho, pero me quedaba lejos de la oficina, en un mundo en el que no había teletrabajo. Me tiraba una hora para ir y otra para venir, así que decidí dejarlo.

Hace unos años, cuando ya vivía en Valencia y monté mi empresa, me apunté a un servicio de la Universidad Politécnica de Valencia en el que te mentorizaban y prestaban un espacio. Y pasó un poco lo mismo que la ocasión anterior, que el día a día en la universidad me volvió a picar el gusanillo. Así que hablé con las personas de alrededor, me llamaron para alguna charla, después para otra, y de ahí pasé a dar clase en un master. En cuanto a EDEM, era mi objetivo ya que es una de las más prestigiosas en emprendimiento. Así que busqué contactos y me ofrecí. Unos meses después surgió la oportunidad.

Has montado una franquicia ¿Qué opinas de estos modelos de negocio? ¿Lo recomiendas?

Después de vender mi primera empresa y hacer un MBA con el dinero conseguido, volví a España para buscar trabajo, pero no encontré. Así que decidí montar una segunda, pero esta vez desde una perspectiva de inversor, ya que mi idea no era estar en el día a día. Decidí optar por una franquicia, al ser un modelo probado en el que te dan mucho hecho.

Desafortunadamente las cosas no fueron como lo esperado, prácticamente me arruiné y tuve que dejar todos mis planes en stand by y dedicarme 10 horas al día a estar en la tienda. Tuvieron que pasar unos años de trabajo muy duro hasta que despegamos y recuperamos el dinero.

No creo que mi ejemplo se pueda extrapolar a cualquier franquicia, si no a la que yo monté, en el lugar y en el momento en el que yo la monté. Por eso quizá en el futuro pueda volver a interesarme por una. No creo que el modelo en si se pueda o no recomendar, depende de la situación personal, las posibilidades de inversión, el tipo de franquicia… Es algo a estudiar.

¿Crees que ser Top Voice de LinkedIn te ha ayudado en tu carrera o proyectos?

LinkedIn es una maravilla de red social en la que todo estudiante debe estar para ir preparándose para la vida laboral. A mí me ha dado mucho. Pero también me ha supuesto un esfuerzo ingente. Llevo desde hace cinco años compartiendo contenido en la red. Contando de forma bastante transparente el día a día de mi empresa, hablando sobre su estrategia, sobre temas de liderazgo, sobre lo que me preocupa, sobre mis viajes, sobre mis preocupaciones. Hace un año, mientras estaba de viaje en Egipto, se pusieron en contacto conmigo responsables de LinkedIn para informarme de que me habían seleccionado para ser Top Voice. Me hizo muchísima ilusión. Y me sirve para llegar a más personas, por lo que me sí me ayuda en mi carrera y en mis proyectos.

Eres un emprendedor nato, has lanzado diferentes proyectos ¿Qué consejos le darías a alguien que quiere emprender?

En mi libro, Empréndete, que se puede comprar en Amazon, detallo bastantes, pero podría resumirlos, mis cinco consejos para emprender:

– No subestimes la dificultad de emprender. Emprender es muy complicado y la mayoría de las empresas fracasan. Si te animas a emprender, debes saber que no va a ser un camino de rosas, que, aunque es enriquecedor, hay muchas posibilidades de que no salga bien y que, durante los próximos años, vas a vivir en una constante incertidumbre.

– Piensa en un negocio asumible. Si al final te decides, intenta que sea en algo acorde a tus recursos actuales o a los recursos que puedes conseguir. Es mucho mejor empezar con una empresa pequeñita que soñar y soñar durante años con uno tan grande que no se llegue a iniciar.

– Emprende en algo que conoces. No te metas en un negocio del que no tienes ni idea solo porque te guste. Ten en cuenta que vas a competir con gente experta que lleva años trabajando en el sector. Y que tú, al no conocer de primera mano el mercado, vas a basar todos tus planes en pajas mentales y no en realidades.

– No pierdas el tiempo haciendo planes: actúa. Lo más importante a la hora de empezar un negocio es empezar. Dejar de pensar y hacer algo. No es necesario que hagas planes de empresa ni Excels larguísimos con supuestos ingresos y gastos, ni DAFO ni complejos análisis de mercado. No necesitas decenas de documentos, ya que nada de lo que imagines va a salir como piensas. Simplemente empieza a hacer algo real, cuanto antes, aunque no sea perfecto. Saca tu web, diseña tu logo, haz llamadas a posibles clientes, empieza a construir tu producto o tu servicio… No esperes a lanzarlo hasta que sea tan perfecto como has soñado. Todo lo contrario: debes empezar con un producto mínimo viable, algo con lo que puedas validar tu modelo y que no debe tener cientos de funcionalidades ni automatizaciones. De hecho, dicen que si tu MVP no te da vergüenza es que has salido tarde. Deja los planes y da un paso. Una vez que lo hagas, aprende todo lo que puedas de lo que has hecho, itera, cambia y vuelve a aprender… hasta que lleguen los resultados.

– Centra todos tus esfuerzos en buscar un cliente. Usa todo el tiempo que ibas a malgastar en hacer planes en buscar un cliente real que quiera comprar o contratar tu producto o servicio. Eso sí, tener un cliente no es lo mismo que tener encuestas de gente que diga que le encanta tu producto o que tus amigos te hayan dicho que les gusta lo que vas a hacer y que lo comprarán seguro. Eso no sirve de nada. Lo que se necesita es un cliente de verdad, un pedido en firme. Entonces ya solo debes ser capaz de entregar lo que has prometido y conseguir que te cueste menos de lo que te van a pagar por ello para obtener un beneficio. La mayoría de las personas que quieren montar una empresa centran todos sus recursos en su producto o servicio, del que generalmente están enamorados, cuando el foco siempre debe estar en el cliente.

¿Qué opinas que es lo mejor y lo peor de emprender? ¿Cómo ves el sistema para emprendedores en España respecto a otros países?

Lo mejor de emprender es a la vez lo peor. La incertidumbre continua, a la vez que la presión de que lo que pase va a depender de ti. Que es algo que a mí me encanta, pero que no es para todos. A mí me hace feliz probar cosas nuevas y no saber si van a funcionar, me da vida. En cambio, no puedo con los trabajos super estructurados que alguien ha decidido por mí y yo solo tengo que ejecutar.

Para un joven que está emprendiendo ¿Cuál crees que es el método para que su proyecto crezca y consiga más facturación y clientes?

Olvidar el ego que nos hace pensar que lo que hacemos es maravilloso. Y dedicase a escuchar mucho a los clientes para así poder ofrecerles productos o servicios que les aporten valor. Sin tener miedo a dejar de lado esas ideas que tanto llevamos trabajando y en las que tanto habíamos confiado si no funcionan, simplemente adaptarnos y hacer lo que los clientes quieren y no lo que nosotros queremos.

¿Qué habilidades digitales y cuáles sociales valorarías recomendar fortalecer a los jóvenes?

En cuanto a digitales, una vez más recomiendo usar LinkedIn para ir generando una marca personal. Pero no solo como observadores, si no como creadores de contenido relevante para nuestra red. En cuando a las habilidades sociales, hay un libro buenísimo llamado “Como hacer amigos e influir sobre las personas” del que siempre hablo. Dice cosas tan sencillas como sonreír o dar valor a nuestro interlocutor, pero que de simples funcionan como magia.

Si alguien partiera de cero, ¿Qué le recomendarías estudiar?

Creo que se debe es elegir mediante una reflexión personal entre lo que a uno le apasiona, y lo que esto se demanda en el mercado, pasa así maximizar la empleabilidad futura. Y siempre teniendo en cuenta que actualmente el inglés y la tecnología son imprescindibles.

¿Quieres dar alguna recomendación más a los jóvenes que van a comenzar su carrera?

Sin duda mi mayor recomendación es que hagan prácticas desde que puedan. Curriculares o extracurriculares. Que busquen cualquier fórmula para compatibilizar la universidad con la empresa real. Que se metan en LinkedIn, que busquen compañías que les gusten, que escriban a los CEOs y les propongan formar parte de sus equipos durante un tiempo. Cuando yo tengo que seleccionar candidatos, siempre me fijo en los que se han movido, en los que no han parado de hacer cosas. Me importa muchísimo más eso que las notas.

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