Actualizado el lunes, 28 octubre, 2019
Es muy humano que nos preguntemos cómo será el trabajo del futuro y cada vez tenemos más claro que la clave es adaptarse a los cambios, ya lo decía Charles Darwin “No es la especie más fuerte la que sobrevive, ni la más inteligente, sino la que responde mejor al cambio”. En esta adaptación es donde entra el Smart Work.
¿De dónde viene el Smart Work?
Si hacemos balance de la gran transformación que ha experimentado el mercado de trabajo con la llegada de las nuevas tecnologías, el big data, los millennials, la generación Z, etc., está claro que no podemos evitar que se transformen también los puestos de trabajo y esa transformación pasa por la implantación de una serie de políticas de teletrabajo o, más concretamente de ‘Smart Work’.
A los empleados cada vez les motiva más contar con un mayor equilibrio entre vida profesional y familiar. Muchos de ellos ya nacieron rodeados de las nuevas tecnologías y se sienten cómodos realizando trabajos digitales en los que puedan desarrollar su talento y creatividad. A los empleados del futuro les mueve trabajar por pasión y verdadera vocación.
Las tendencias del trabajo del futuro
Con este contexto a las empresas no les ha quedado más remedio que anticiparse y adaptarse a los acontecimientos. En este sentido una de las estrategias más potentes es la de implantar políticas de Smart Work, lo que se traduce en: aumentar el rendimiento, promover la flexibilidad laboral y fomentar la colaboración y el trabajo en equipo.
Esto supone un reto tanto para la empresa como para el trabajador, pero es posible hacerlo adoptando medidas (por otra parte cada vez más extendidas) como:
- La movilidad que permita decidir dónde quiere trabajar el empleado, si desde una cafetería, un espacio de coworking o en un despacho en casa.
- El uso de herramientas tecnológicas que permite trabajar en equipo optimizando el tiempo y los recursos.
- Una buena conexión a Internet que permita el acceso a documentos e información en cualquier momento y desde cualquier lugar.
- El hecho de permitir al empleado disponer de una mayor libertad de organización de su tiempo, que le suponga mejorar la conciliación de la vida laboral con la vida personal.
- La medición y el trabajo por objetivos para que la flexibilidad del trabajador no influya en su rendimiento final de cara a la empresa.
En definitiva, no nos queda otro remedio que asumir los cambios y como ya dijo Alan Kay, el padre de la computación personal que pretendía crear la oficina del futuro a principio de los 70, “La mejor forma de predecir tu futuro, es construirlo”.
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